miércoles, 1 de abril de 2020

Viviendo en la distopía 18. La razón del adversario


1-4-2020

Somos.

Primero somos y, después, pensamos. No lo hacemos al revés ni pensamos independiente de lo que somos.

Primero somos creyentes o no y, después, pensamos. Primero somos de izquierdas o de derechas y, después, pensamos. Y así todo. Incluso primero somos de tal o cual partido y, después, pensamos.

Si razonáramos libremente sería más fácil que nos pusiéramos de acuerdo y nos iría mejor. Pero el caso es que razonamos en función de lo que somos, para justificar lo que somos, llevados por lo que somos, alimentados por los que piensan como nosotros y cegados a otra razón, que enseguida consideramos la razón del adversario.

Es muy difícil que dos opiniones se encuentren cuando, ya desde el principio, ambas consideran que llevan la razón de forma categórica. Entonces, el diálogo se convierte en un cruce de monólogos.

Ya sé que eso tiene que ser así, que forma parte de la naturaleza humana y que no hay forma de cambiarlo, ¡pero sería tan bueno que fuera menos, que no lo fuera tanto!

Especialmente, ¡sería tan bueno que no lo fuera tanto ahora, que estamos tan expuestos a una circunstancia que no discrimina a nadie y nos iguala como ninguna otra!

Yo escribo en función de lo que soy. ¿Has pensado tú, amable lector de esta página, que opinas en función de lo que eres? ¿Estamos dispuestos, tú y yo, a dejar de ser un poco lo que somos para admitir, aunque solo sea por esta vez y solo en parte, la razón del adversario?