2-4-2020
Ayer
tuve un pequeño accidente doméstico: unas cuantas gotas de lejía cayeron sobre
la manga derecha del jersey que llevaba y se comieron el color. Era lo
previsible, tarde o temprano tenía que ocurrir por mucho cuidado que tuviera:
tanto va el cántaro a la fuente que al final… Y es que ando todo el día lejía
para arriba lejía para abajo, con los pomos, los grifos, los suelos... Y
supongo que todo el mundo andará igual. No sé de dónde sacarán tanta lejía.
Se
ve que la lejía no deja títere con cabeza: si en un momento se come los colores,
también debe de comerse lo que hay antes de los colores, bacterias y virus
incluidos. En estos momentos, la lejía es nuestro mejor aliado, de eso no cabe
duda.
Y el
caso es que nadie se acuerda de ella cuando de colgar medallas se trata. La
lejía es una humilde servidora. Es de esos elementos que están ahí siempre a
nuestra disposición, para lo que haga falta, silenciosamente y en una botella grande,
gorda y fea. Y además es barata, muy barata.
Si
oliera mejor, si viniera en una botella de diseño y fuera mucho más cara,
seguramente le prestaríamos la misma atención que a un perfume, y hasta la
regalaríamos por Navidad o para los cumpleaños. Pero la lejía es como esos
millones de personas anónimas que están en el tajo, sacando la familia
adelante, sacando el país adelante.
No
es como esos deportistas que ganan millones por hacer lo que les gusta o como
esos artistas que venden su nombre para una línea de cosméticos a cambio de un
porrón de dinero. La lejía es como los albañiles, o como los camioneros, o como
los pescadores, o como los auxiliares de clínica. Como tú y como yo.
La
macha en el jersey, en fin, me ha hecho pensar: ahora que los estadios están
vacíos y las tiendas de cosméticos se encuentran cerradas, prestamos más
atención a todas esas personas que siguen manteniendo la sociedad desde el
anonimato, de una forma tan sencilla y efectiva como la lejía. ¿Qué ocurrirá luego, cuando todo esto pase? ¿Nos olvidaremos de ellos, los dejaremos en un
rincón del trastero, como a buen seguro haremos con la lejía?