martes, 7 de abril de 2020

Viviendo en la distopía 24. Los niños de otros


7-4-2020

Antes, cuando nuestros hijos eran pequeños, los amigos buscábamos establecimientos donde ellos pudieran moverse más o menos tranquilamente. Por muchos niños que hubiera y carreras que diesen, nuestros hijos no nos molestaban, porque eran los nuestros y porque estábamos acostumbrados a tenerlos en casa, donde las carreras eran más o menos las mismas.

Nosotros, además, éramos padres mediterráneos, es decir, de los que no coartaban demasiado la creatividad natural de los niños, que suele ser expansiva y tiende al movimiento, dicho sea finamente. O dicho en términos menos finos, queríamos que se desfogaran antes de volver al redil de la casa, para que se durmieran pronto. Por eso, cuando viajábamos, veíamos con asombro a las familias nórdicas, en las que los niños estaban siempre perfectamente callados, perfectamente sentados, perfectamente tranquilos, como si estuvieran siendo educados por una institutriz amargada.

Ahora que nuestros hijos son mayores y ya son de ellos mismos, los amigos vamos solos, como es natural. Pues bien, ahora nos incomodan los niños. No soportamos sus carreras ni su mala educación, ni entendemos cómo sus padres no hacen lo posible para que se comporten como es debido, esto es, sin incordiar. Porque eso es lo que son los niños de otros en un recinto cerrado, un auténtico incordio, y a veces hace falta mucha serenidad ciudadana para no pedir a algunos padres que presten una poca atención a sus hijos, por favor.

Cuando eso ocurre, cuando los niños de otros nos molestan, siempre hay algún amigo o, más frecuentemente, alguna amiga que nos pide paciencia echando mano del recuerdo: ¿Es que ya no nos acordamos de los nuestros? ¿Se nos ha olvidado el auténtico coñazo que eran nuestros hijos? Pues no nos acordamos. Pues sí, se nos ha olvidado. Por eso es tan conveniente que alguien nos apunte que el "hoy por ti mañana por mí" también debe aplicarse al entretenimiento de los niños.

He rememorado esto porque veo que hay confinamientos y confinamientos: mis hijos son grandes y viven en sus casas. Yo estoy tranquilamente en la mía, sin niños. ¿Cómo estarán pasando la clausura esas familias con hijos pequeños, en pisos pequeños?