7-4-2020
Antes, cuando nuestros hijos eran
pequeños, los amigos buscábamos establecimientos donde ellos pudieran moverse
más o menos tranquilamente. Por muchos niños que hubiera y carreras que diesen,
nuestros hijos no nos molestaban, porque eran los nuestros y porque estábamos
acostumbrados a tenerlos en casa, donde las carreras eran más o menos las
mismas.
Nosotros, además, éramos padres
mediterráneos, es decir, de los que no coartaban demasiado la creatividad natural
de los niños, que suele ser expansiva y tiende al movimiento, dicho sea
finamente. O dicho en términos menos finos, queríamos que se desfogaran antes
de volver al redil de la casa, para que se durmieran pronto. Por eso, cuando
viajábamos, veíamos con asombro a las familias nórdicas, en las que los niños
estaban siempre perfectamente callados, perfectamente sentados, perfectamente tranquilos,
como si estuvieran siendo educados por una institutriz amargada.
Ahora que nuestros hijos son mayores y
ya son de ellos mismos, los amigos vamos solos, como es natural. Pues bien,
ahora nos incomodan los niños. No soportamos sus carreras ni su mala educación,
ni entendemos cómo sus padres no hacen lo posible para que se comporten como es
debido, esto es, sin incordiar. Porque eso es lo que son los niños de otros en
un recinto cerrado, un auténtico incordio, y a veces hace falta mucha serenidad
ciudadana para no pedir a algunos padres que presten una poca atención a sus
hijos, por favor.
Cuando eso ocurre, cuando los niños de
otros nos molestan, siempre hay algún amigo o, más frecuentemente, alguna amiga
que nos pide paciencia echando mano del recuerdo: ¿Es que ya no nos acordamos
de los nuestros? ¿Se nos ha olvidado el auténtico coñazo que eran nuestros
hijos? Pues no nos acordamos. Pues sí, se nos ha olvidado. Por eso es tan
conveniente que alguien nos apunte que el "hoy por ti mañana por mí"
también debe aplicarse al entretenimiento de los niños.
He rememorado esto porque veo que hay
confinamientos y confinamientos: mis hijos son grandes y viven en sus casas. Yo
estoy tranquilamente en la mía, sin niños. ¿Cómo estarán pasando la clausura
esas familias con hijos pequeños, en pisos pequeños?