22-3-2020
En cualquier situación, siempre hay
quien mira el lado positivo, y lo dice, y quien mira el lado negativo, y lo
dice.
En una situación difícil, siempre hay quien se queja y quien dice cómo puedo ayudar.
En una situación difícil, siempre hay
quien busca culpas y quien busca soluciones.
En una situación difícil, siempre hay
quien dice que trabajen los que han causado el problema y quien está dispuesto
a arrimar el hombro, tenga el problema la causa que tenga.
Siempre hay quien aprovecha una
situación difícil para medrar, para dar rienda suelta a su vanidad o a su envidia,
para atacar a un adversario, para ganar fama o dinero, para sacar tajada propia,
en fin, y quien en esa misma situación actúa con humildad y se sacrifica por el
común a cambio de nada, o a cambio de la satisfacción de estar cumpliendo con
su deber.
En cualquier espectáculo, y más en el espectáculo
de la vida, siempre hay quien tiende a los pitos y quien tiende al aplauso.
Siempre hay quien se escaquea, quien tira
la piedra y esconde la mano, quien te desea el mal cuando te sonríe, quien oculta
el rostro detrás de la cabeza del que está delante, quien mira para otro lado
cuando piden voluntarios, y siempre hay quien va con la cara por delante, quien
se levanta y dice aquí estoy yo para lo que queráis.
En cualquier ambiente hay personas tóxicas
y personas nutritivas: en el trabajo, en la familia, en el grupo de conocidos,
en la comunidad de vecinos... Esto es la guerra. Aquí los tóxicos son villanos
y los nutritivos, héroes.
¿Qué soy yo? ¿Quiero que estén
pendientes de mí o estoy pendiente de los otros? ¿Critico o aporto soluciones? ¿Exijo
o agradezco? ¿Pito o aplaudo? ¿Me reivindico o quiero pasar inadvertido?
Me miro al espejo, aguanto durante bastantes
segundos la mirada de ese que está al otro lado y me lo vuelvo a preguntar, y ya
no sé qué contestarme.