domingo, 4 de noviembre de 2012

8.11. La responsabilidad de la crisis




Cuando todo en la vida pública de los ciudadanos está regulado con el máximo detalle, cuando nadie puede abrir un local, por pequeño que sea, sin el beneplácito de la Administración, cuando la educación es mayoritariamente pública o concertada, cuando no se puede contratar a un trabajador al margen de la Ley y los bancos están sometidos a controles de los organismos públicos, cuando tan importante, en fin, es la política para una sociedad y para su desarrollo y tanto recaudan y tanto gastan las instituciones, debe asegurarse que quienes ostentan el Gobierno y la representación de los ciudadanos son responsables de lo que le suceda a la sociedad, de manera que si esta va mal y sufre, son causantes de su sufrimiento.

Cuando las Administraciones se saltan las leyes presupuestarias y gastan más de lo que ingresan e incluso más de lo que se comprometieron a gastar, cuando hay tantos festejos camuflados tras las palabras cultura y deporte, cuando se ha acostumbrado a la sociedad a moverse a golpe de subvención, cuando se construyen tantas infraestructuras redundantes o inútiles o que no se pueden sustentar, cuando se valora de distinta forma la corrupción del otro a la del nuestro en lugar de atacar directamente al corrupto, cuando no se dice la verdad sino lo que interesa para ganar las elecciones, cuando se hace lo que conviene para llegar al poder o para mantenerse en él y no lo que interesa al pueblo, no se puede decir sino que los políticos son, primero, los principales generadores de la crisis y, luego, los principales culpables de que no se salga de ella.

Cuando los sindicatos son claves para la legislación laboral y la concertación social y hay más de cinco millones de parados, los sindicatos también son responsables del desempleo.

Cuando el crédito de los bancos y las cajas ha dejado de llegar a los emprendedores porque los préstamos relacionados con la construcción corrompen sus activos, debe afirmarse que los rectores de unos y de otras son corresponsables de la crisis.

Cuando la sociedad no protesta contra los sueldos disparatados que las instituciones financieras en ruina pagan a sus directivos, cuando permite que la guíen unos dirigentes sindicales que no combaten por los derechos de los más débiles, que son los desempleados, cuando tolera la corrupción de los dirigentes políticos que son de su ideología, cuando calla por temor a perder una subvención, cuando aplaude los fastos y come y bebe a costa del erario sin percatarse de que le están robando la cartera, cuando cree que el empleo lo crean las instituciones y no la propia sociedad, cuando se deja embaucar por los cabecillas que se envuelven en la banderas para ocultar su ineptitud o su inmoralidad, cuando vota sin más criterio que el forofismo y el corto plazo, entonces, los ciudadanos también son responsables de su destino aciago.

En el fondo, detrás de la Democracia española posterior a la Transición había una de red de intereses mezquinos que sobrevaloraba la fachada e impedía el desarrollo de lo fundamental, a la que no era ajena la insensatez de las masas y la falta de experiencia democrática de los ciudadanos. 

 


(Puede leer el libro completo de La Democracia retórica en pdf pinchando sobre la imagen que hay en la columna de la derecha)