jueves, 16 de mayo de 2013

Pedagogía de un antecedente del déficit a la carta


Como parte de un plan de saneamiento que luego fue aplicado a municipios más grandes, la Consejería de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía publicó en el año 2001 una convocatoria para Ayuntamientos de municipios menores de mil quinientos habitantes, a consecuencia de la cual se otorgó a los mismos una subvención igual al cien por cien de la deuda viva pendiente de amortizar a 30 de junio de 2001 por las operaciones a largo plazo que tuvieran formalizadas. Al Ayuntamiento que debiera, pongamos por caso, un millón de euros, se le concedieron un millón de euros; al que debiera cien mil euros, cien mil euros, y al que no debiera nada, nada.

En los trece renglones de la exposición de motivos de la Orden de la convocatoria (de 25 de octubre de 2001), se justificó lacónicamente la medida en el apoyo a la situación financiera de las entidades locales andaluzas, pero nada se dijo sobre las razones del trato igual que se les dispensaba, aunque el argumento que corrió por los Ayuntamientos afectados fue el destino de las deudas, esto es, todos los Ayuntamientos se merecen que se les subvencione todo lo que deben porque toda la deuda ha sido empleada en mejorar la calidad de vida de sus vecinos. 


Aplicada la deuda subvencionada a cada habitante de los municipios concernidos, hubo habitantes que recibieron, por ejemplo, dos mil euros, y habitantes de otros municipios que no recibieron ninguno, con el agravante de que los ciudadanos que recibieron dos mil euros eran los que gozaban de servicios equivalentes a esa cantidad. En lugar de ayudar, en consecuencia, a los municipios que no disponían de servicios, se favoreció a los Ayuntamientos que ya disfrutaban de ellos.

Aunque la subvención de la Junta estaba promovida por la precaria situación financiera a que habían llegado las entidades locales andaluzas, los dirigentes de municipios que salieron ganando entendieron la igualdad en la concesión de las ayudas como un premio a su valentía y enseguida endeudaron de nuevo a sus entidades. Los dirigentes de los municipios que habían salido perdiendo dedujeron, en la misma línea, que se les había castigado por su excesiva mesura y se aprestaron a endeudarse más que antes. La idea que acabó cuajando en todos ellos fue que la Junta de Andalucía saldría siempre a hacer frente a las deudas municipales, por lo que el buen alcalde debía gastar todo lo que pudiese, aunque con ello sobrepasara los límites de la prudencia. Como el dinero llegó a los Ayuntamientos desde la Junta de Andalucía, es decir, procedía de todos los andaluces, todos los andaluces pagaron por igual la deuda por los servicios que únicamente estaban utilizando algunos de ellos.
Por poco perspicaces que fueran, los autores de la Orden citada debían de ser conscientes de la pedagogía perversa que acarrearía dicha disposición, pero su propósito no era, en verdad, el interés público, que casi siempre es un empeño a largo plazo, sino terminar con el problema inmediato que suponía la deuda en algunos Ayuntamientos, que casualmente eran en su mayoría del mismo partido que gobernaba en la Junta de Andalucía y eran, por demérito de sus dirigentes, los peor gestionados.

La situación de los Ayuntamientos andaluces era parecida a la reinante en algunos países europeos durante la llamada crisis de la deuda o crisis del euro, sólo que en esta no se quiso caer en el error de aplicar directamente las ayudas y los países que se encuentran en mejor estado han exigido a los que se hallan peor la adopción de medidas que solucionen el problema de fondo, a fin de que, por un lado, sean los beneficiarios de los recursos gastados quienes soporten la reducción de su calidad de vida y, por otro, no se produzca la pedagogía perversa de que la mala gestión sale gratis.



* Picando sobre las imágenes se pueden encontrar distintas informaciones sobre el déficit a la carta que piden algunas autonomías y que se niegan a aceptar otras. 
       Parece que la justicia y una buena pedagogía exigirían premiar más a las que más se han esforzado y no al revés.
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