Como parte de un plan de saneamiento que luego
fue aplicado a municipios más grandes, la Consejería de Economía y Hacienda de
la Junta de Andalucía publicó en el año 2001 una convocatoria para
Ayuntamientos de municipios menores de mil quinientos habitantes, a
consecuencia de la cual se otorgó a los mismos una subvención igual al cien por
cien de la deuda viva pendiente de amortizar a 30 de junio de 2001 por las
operaciones a largo plazo que tuvieran formalizadas. Al Ayuntamiento que
debiera, pongamos por caso, un millón de euros, se le concedieron un millón de
euros; al que debiera cien mil euros, cien mil euros, y al que no debiera nada,
nada.
En los trece renglones de la exposición de
motivos de la Orden de la convocatoria (de 25 de octubre de 2001), se justificó
lacónicamente la medida en el apoyo a la situación financiera de las entidades
locales andaluzas, pero nada se dijo sobre las razones del trato igual que se
les dispensaba, aunque el argumento que corrió por los Ayuntamientos afectados
fue el destino de las deudas, esto es, todos los Ayuntamientos se merecen que
se les subvencione todo lo que deben porque toda la deuda ha sido empleada en
mejorar la calidad de vida de sus vecinos.
Aplicada la deuda subvencionada a cada habitante
de los municipios concernidos, hubo habitantes que recibieron, por ejemplo, dos
mil euros, y habitantes de otros municipios que no recibieron ninguno, con el
agravante de que los ciudadanos que recibieron dos mil euros eran los que
gozaban de servicios equivalentes a esa cantidad. En lugar de ayudar, en
consecuencia, a los municipios que no disponían de servicios, se favoreció a
los Ayuntamientos que ya disfrutaban de ellos.
Aunque la subvención de la Junta estaba
promovida por la precaria situación financiera a que habían llegado las
entidades locales andaluzas, los dirigentes de municipios que salieron ganando
entendieron la igualdad en la concesión de las ayudas como un premio a su
valentía y enseguida endeudaron de nuevo a sus entidades. Los dirigentes de los
municipios que habían salido perdiendo dedujeron, en la misma línea, que se les
había castigado por su excesiva mesura y se aprestaron a endeudarse más que
antes. La idea que acabó cuajando en todos ellos fue que la Junta de Andalucía
saldría siempre a hacer frente a las deudas municipales, por lo que el buen
alcalde debía gastar todo lo que pudiese, aunque con ello sobrepasara los
límites de la prudencia. Como el dinero llegó a los Ayuntamientos desde la
Junta de Andalucía, es decir, procedía de todos los andaluces, todos los
andaluces pagaron por igual la deuda por los servicios que únicamente estaban
utilizando algunos de ellos.
Por poco perspicaces que fueran, los autores de
la Orden citada debían de ser conscientes de la pedagogía perversa que
acarrearía dicha disposición, pero su propósito no era, en verdad, el interés
público, que casi siempre es un empeño a largo plazo, sino terminar con el
problema inmediato que suponía la deuda en algunos Ayuntamientos, que
casualmente eran en su mayoría del mismo partido que gobernaba en la Junta de
Andalucía y eran, por demérito de sus dirigentes, los peor gestionados.
La situación de los Ayuntamientos andaluces era
parecida a la reinante en algunos países europeos durante la llamada crisis de
la deuda o crisis del euro, sólo que en esta no se quiso caer en el error de
aplicar directamente las ayudas y los países que se encuentran en mejor estado
han exigido a los que se hallan peor la adopción de medidas que solucionen el
problema de fondo, a fin de que, por un lado, sean los beneficiarios de los
recursos gastados quienes soporten la reducción de su calidad de vida y, por otro,
no se produzca la pedagogía perversa de que la mala gestión sale gratis.
* Picando sobre las imágenes se pueden encontrar distintas informaciones sobre el déficit a la carta que piden algunas autonomías y que se niegan a aceptar otras.
Parece que la justicia y una buena pedagogía exigirían premiar más a las que más se han esforzado y no al revés.
** Puede leer el libro completo de La Democracia retórica en pdf pinchando aquí o sobre la imagen que hay en la columna de la derecha.
* Picando sobre las imágenes se pueden encontrar distintas informaciones sobre el déficit a la carta que piden algunas autonomías y que se niegan a aceptar otras.
Parece que la justicia y una buena pedagogía exigirían premiar más a las que más se han esforzado y no al revés.
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