10 obviedades que no siempre
se cumplen
1.-
Amarás a la naturaleza sobre todas las cosas prácticas que ella produce. Los
espárragos, como los demás productos que generosamente nos ofrece el campo, son
menos importantes que sentir el sol en la cara, oír trinar a los pájaros o ver
correr a los arroyos.
2.-
Ya que el espárrago es, de hecho, para quien se lo trabaja, respeta las
instalaciones de las fincas que no son tuyas. Ten en cuenta que, de derecho, todos
los frutos naturales son del dueño de la finca.
3.- No saldrás en las fiestas, sino en los demás
días. Salvo que seas dominguero, deja las fiestas para los domingueros, que
ellos cojan los espárragos que tú dejaste cualquier día entre semana.
4.- Usa indumentaria e instrumental adecuado: botas,
pantalón largo y camisa de manga larga, navajilla, gomilla y, quizá, gorra o
sombrero.
5.- En la dehesa, es preferible ver muchas
esparragueras a verlas detenidamente; en las riberas de los arroyos, es preferible ver pocas esparragueras detenidamente a ver muchas por encima.
6.- Mira bien siempre antes de meter la mano: en el
campo hay animales venenosos que pueden darte un disgusto al confundirte con su
agresor.
7.- No seas egoísta: no cortes los espárragos que no
superan un determinado tamaño. Déjalos que crezcan, aunque se los lleven otros.
Quizá así los otros te los dejen a ti.
8.- No exageres ni mientas: no abras las manos más
de la cuenta cuando hables del grosor del manojo ni pongas más kilos de los que
pesó en realidad.
9.- No digas a nadie dónde los cogiste. El que
quiera saber, que estudie.
10.- Si no
encuentras espárragos, puedes coger otra cosa, cardillos o vinagretas, por
ejemplo, y si no, aplícate lo que se dice en el punto primero.
(Todas las fotografías fueron tomadas el día 30 de marzo pasado en el término de El Guijo)