1. No le ponga fronteras a su pensamiento: si no está dispuesto a dejarse
invadir, no estará legitimado para intentar convencer.
2. Si cree que sus ideas son mejores que las de su adversario, exíjale más
trabajo y más honradez a los que las defienden que a los que defienden otras:
los ciudadanos se merecen siempre lo mejor.
3. No pierda nunca las formas: recuerde que la civilización es forma, que
el debate es forma, que la convivencia es forma, que la democracia es forma, y
que usted quizá no lleve razón. Si pierde las formas, pida disculpas.
4. Sea fuerte, sea tenaz, sea humilde, sea sincero, pero no nos lo diga,
demuéstrenoslo, porque las virtudes propias no se pregonan, se niegan y se
ejercen.
5. Piense que la fidelidad no debe ser a las ideas (que pueden cambiar) ni
a las personas (que también pueden cambiar), sino a los principios.
6. No divida el mundo entre amigos y enemigos, entre los nuestros y los
otros, y así no tendrá que incluir a quienes lo rodean en uno de esos dos
grupos incompatibles.
7. Admire la inteligencia y la buena voluntad, vengan de donde vengan,
sobre todo si no vienen de sus correligionarios.
8. No crea que todos los que no piensan como usted le están moviendo la
silla.
9. Haga autocrítica. Si no piensa que puede haberse equivocado, nunca podrá
rectificar. Encuentre al menos un error que haya cometido ese día y no se ponga
excusas. De vez en cuando, reconozca alguno en público.
10. Aprenda de sus adversarios: encuentre al menos un acierto que hayan
tenido ese día quienes no piensan como usted y reconózcaselo, al menos en su
interior y entre los miembros de su equipo. De vez en cuando, reconozca alguno
en público.
11. Cuando se sienta atacado, no se refugie en los camaradas fieles, sino
en las personas que lo quieren. Y no crea que es lo mismo.
12. Rodéese de personas que discurran libremente y escúchelas.
13. Sospeche de los que siempre opinan lo mismo que usted.
14. Sospeche de los que le hablan mal de los otros.
15. Sáquele provecho a los que tienen algo que ofrecer, aunque le
disputaran el cargo.
16. Sea cortés con sus adversarios, incluso aunque ellos no lo sean con
usted. No intente convencernos de sus virtudes mostrando los defectos del
adversario.
17. No piense que es imprescindible, porque nadie lo es. Ni piense que es
necesario. Piense en lo que puede aportar y tenga siempre las maletas
preparadas para irse.
18. Pase más tiempo con su familia y con sus amigos. No crea que estar
ocupado es estar trabajando. No nos haga creer que lo necesitamos a todas horas
y en todas partes, porque nos lo acabaremos creyendo nosotros y se lo acabará
creyendo usted. Y las dos ideas son empobrecedoras y falsas.
19. No lleve la imaginación más allá de los recursos de que dispone.
20. No deje las cuentas peor de lo que las encontró.
21. Si no cobraba por dedicar un tiempo a una asociación, no cobre por
dedicárselo a una institución pública.
22. Si el interés público le impide decir lo que piensa, no nos falte al
respeto diciéndonos lo que no piensa. Quizá no nos beneficie la verdad, pero no
nos merecemos la mentira.
23. No nos conforme nunca diciéndonos que así es como son las cosas si no
es así como deben ser.
24. Recuerde que el fin último es siempre el interés público. No lo
confunda con los medios.
25. No nos trate como votantes o como electores, sino como ciudadanos.