A muchos lectores les gustaría
escribir, pero creen que es una labor enrevesada y oscura, solo al alcance de
unos pocos, en los que depositan una admiración que en no pocas ocasiones
trasladan al campo de lo personal. En su mayoría, esos lectores a los que me
refiero no quieren escribir libros de éxito, ni siquiera desean publicar lo que
han escrito, sino que, simplemente, quieren dar rienda suelta a su vocación, esto
es, quieren escribir por el puro placer de contar historias como las que leen, a
la manera que lo hace un pintor aficionado, que disfruta confeccionando los
cuadros que regalará luego a sus amigos o colgará en la sala de estar de su
casa.
No he vendido muchos libros ni
he publicado en grandes editoriales, así que ni puedo explicar cómo se consiguen
esos triunfos ni puedo hablar de mis experiencias al respecto, pero sí he
escrito mucho (mucho texto y durante mucho tiempo) y he sentido mucho placer
haciéndolo, y esa experiencia de éxito sí puedo compartirla con quien esté
dispuesto a escribir por el mero hecho de hacerlo.
La publicación al unísono de una
trilogía de casi 1700 páginas, que me ha procurado un placer inmenso durante
los muchos años que he estado escribiéndola, me parece una buena excusa para
explicar de una forma más sosegada lo que suelo exponer en los grupos de
lectura a los que acudo cuando me llaman, a cuyos componentes animo siempre a
escribir si esa es su verdadera vocación, pues pocas aficiones hay en la vida
tan flexibles, tan enriquecedoras y tan baratas.
Como primera aproximación debo
decir que escribir no es escribir novelas, o no tiene por qué serlo. Borges,
por ejemplo, a quien admiro por encima de a cualquier otro escritor, nunca
escribió una novela. Escribir es dejar constancia por escrito de algo. Así de
simple y así de poco concluyente, pues ese algo puede ser una emoción, un
sentimiento, un pensamiento o una construcción inventada en la que se recojan
emociones, sentimientos y pensamientos que emocionen al lector o lo hagan
pensar, aunque sea con mundos totalmente ficticios.
En las entradas que siguen a
esta me propongo escribir sobre ello. También en mi caso (en este caso), será
por el puro placer de escribir.