sábado, 1 de diciembre de 2018

Escribir por escribir (7). La técnica


            “Sucedió en Pozoblanco”, de Basilio García, es un libro que cuenta la historia del Caraquemá, un maquis que anduvo por las sierras de Los Pedroches entre 1947 y 1949. Si traigo a colación ese libro es porque su lectura resulta impactante y sumamente recomendable, y eso aunque está muy mal redactado y contiene faltas graves de distinto tipo. Es más, pienso que el libro no sería el mismo si alguien hubiera pulido las formas hasta dejado conforme a las reglas de la sintaxis y la ortografía, porque en ese caso habría perdido buena parte de su fuerza.

                No digo que cometáis faltas adrede o que hagáis público un escrito sin haberos asegurado antes de que tiene una redacción correcta. Si llamo la atención sobre ese caso extremo es para que veáis que para expresarse no hace falta gozar de una técnica excelente.

                La escritura tiene mucho de introspección, de ahondar en nuestros pensamientos y sentimientos para conocernos mejor, y a eso no se puede renunciar porque no se sepa dónde se ponen las comas o si “yendo” se escribe con “y” o con “ll”. Dejar ese ejercicio conveniente y placentero solo porque no escribimos con corrección sería tanto como dejar de ir al psicólogo porque nos embarullamos al hablar.

                A mí no me enseñaron a redactar, ni a nadie de mi generación, aunque por aquel entonces el sistema educativo ponía mucho énfasis en la eliminación de las faltas de ortografía, ejercicio que no sé si se hace ahora. Yo he aprendido a redactar redactando. Y mientras aprendía escribía cosas como esta, aunque nadie las leyera.

                Hay gente que no escribe porque se avergüenza de cómo lo hace. Se avergüenza incluso aunque nadie vaya a leer lo que ha escrito, se avergüenza de su propia incapacidad, de sí mismo, y de esa manera se autolimita y se empequeñece.  

                Muchas de las novelas que son auténticos éxitos de ventas han sido intensamente corregidas por personas distintas de sus autores, algunos de los cuales no saben escribir correctamente. Vosotros no aspiráis a ser autores de éxito, y no vais a publicar nada por ahora. No aspiráis más que a dar rienda suelta a una afición. ¿De verdad vais a dejar de escribir porque pongáis “yendo” con “ll”?