Entre
1997 y 2010 (sin periodicidad y con lagunas importantes), un grupo de amigos editaron
en Pozoblanco un fanzine bajo el título Serie
B, del que ahora han hecho un recopilatorio reordenado y comentado que, acompañado de un disco también recopilatorio, ha
salido a la calle bajo el título 13 años
de rock’n’roll y papel fotocopiado. Mientras lo leía, he sentido admiración
y ternura hacia los autores, pues me he imaginado a un grupo de jóvenes hablando
en un pub, especialmente de música, pero también de cine y de libros, unos
jóvenes que en un momento determinado deciden hacer públicas sus opiniones y se
lanzan a analizar por escrito aquello de lo que antes hablaban, que recogen en una
revista hecha a base de papel fotocopiado cuyo número cero llevaba una tirada
inicial de 85 ejemplares.
Por el libro desfila prácticamente todo lo que en
Pozoblanco tuvo algo que ver en esa época con la música pop y sus aledaños,
como grupos y solistas, cantautores y estudios de grabación, y se hace un extenso
recorrido por la niña de los ojos de los autores, que no fue otro que el Pop-zoblanco,
cuyo nacimiento, auge y desaparición puede seguir el lector como “una historia
de amor y odio entre la muestra y el fanzine”, según reza literalmente el título
del primer capítulo.
Los
otros capítulos recogen entrevistas, opiniones (las de Antonio Jimeno,
Grovieland, suponen un interesantísimo apartado), crítica de cine y una
miscelánea de artículos sobre diversos asuntos relacionados con la música.
Como por sí
sola demuestra la lista de discografía recomendable que aparece al final del
libro, los fanzines analizaban la cultura surgida al margen de los círculos
oficiales/comerciales o explicaban la cultura oficial de una forma alternativa,
y lo hacían de una manera meditada, sistemática, científica, de modo que 13 años de rock’n’roll y papel fotocopiado
es, también, la visión razonada que aquellos jóvenes tenían de la cultura de la
que eran partícipes, que por referirse especialmente a Pozoblanco y a Córdoba es
la de la cultura alternativa/independiente de esta población y esta provincia.
En unos
tiempos en que la cultura está unida a las instituciones, y no parece posible
crear al margen de las subvenciones, 13
años de rock’n’roll y papel fotocopiado nos demuestra que la cultura independiente
existe, y que detrás de los éxitos que emiten y vuelven a emitir machaconamente
las grandes cadenas de radio (éxitos que ellas mismas han creado), hay un mundo
más creativo y más sincero, indie, que recoge buena parte de las inquietudes de
nuestra sociedad, de las que no se da cuenta en los circuitos oficiales.
Y en unos
tiempos en que la acción está unida a los emolumentos, y no parece posible que
alguien haga algo por amor al arte, resulta conmovedor que hasta hace bien poco
un grupo de jóvenes se dedicara a algo tan sumamente entrañable y lírico como
analizar el mundo que nos rodea.