domingo, 8 de septiembre de 2013

Reflexiones sobre la peatonalización de la calle Mayor y otras peatonalizaciones

1º.- Son muchas las acciones que se realizan en un comercio hasta que el producto se pone a la venta, de las que el comerciante es el único responsable y el máximo entendido. Pero la venta es sólo una parte de cada una de las operaciones que se realizan en un comercio. La otra, es la compra, y de la compra el que entiende es el cliente.
La misión del comerciante es saber vender y la misión del cliente es saber comprar. En los tiempos que corren, los clientes son muy entendidos de la parte del contrato que les afecta, la compra, y pueden dirigir sus pasos hacia un comercio o hacia otro.
Cuando se afirma taxativamente que quienes entienden de un comercio son los comerciantes, se está tomando una parte de la verdad (la venta) por el todo (la compraventa) y se está negando el papel que ejercen los clientes (la compra).
Aunque esta afirmación es una obviedad, no siempre se tiene en cuenta. De hecho, algunos comerciantes aseguran que quienes más entienden de su negocio son ellos, incluso suelen asegurárselo a sus clientes, que son quienes verdaderamente entienden de la parte más fundamental de él. Y, de hecho, no siempre se tiene en cuenta que los titulares de un comercio tienen la obligación empresarial de estar continuamente alerta, esto es, de estar continuamente adaptándose a los gustos de sus clientes potenciales.
O lo que es lo mismo, hay quien se cree que por el hecho de tener un comercio en una determinada calle va a tener los clientes asegurados y quien, por el contrario, intenta adaptarse a las demandas del mercado.

 
2º.- Generalmente, los comerciantes que durante años y años han recibido clientes por el hecho de tener un comercio en la única calle comercial del pueblo tienden a pensar que eso es lo que va a ocurrir siempre.
Pero ese “siempre” no existe, y mucho menos en estos tiempos, porque ahora hay otras calles comerciales, donde los comerciantes allí instalados han entendido desde primera hora que para vender deben ponerse las pilas y adaptar sus gustos a los del cliente, porque todo el mundo tiene coche y puede desplazarse a otras poblaciones de más habitantes y mayor oferta comercial y porque existe internet, donde se venden a precios muy bajos toda clase de artículos.


3º.- Los seres humanos tenemos gustos parecidos y gustos distintos. También los pueblos tienen gustos parecidos y gustos distintos. Porque existen caracteres y gustos distintos es por lo que puede decirse que cada pueblo tiene su idiosincrasia.
A los ciudadanos en general y a los comerciantes en  particular les gustan las calles peatonales en prácticamente todos los ámbitos culturales que son como el nuestro, por lo que la existencia o no de calles peatonales no pertenece al campo de los gustos distintos, sino al de los gustos compartidos. No parece lógico argumentar, por tanto, que Pozoblanco tiene una idiosincrasia especial para justificar que no se peatonalice una calle comercial, salvo que quien ello argumenta nos esté tachando de extremadamente raros.



4º.- El Ayuntamiento debe adoptar sus decisiones atendiendo a los intereses generales. La calle es de todos, como es de todos un camino público. Ciertamente, quienes tienen intereses especiales en una calle gozan de un derecho extra a ser escuchados, como lo tienen los titulares de fincas con acceso por un camino público. Ambos tienen derecho a organizarse para defender esos derechos especiales, tienen derecho a nombrar portavoces y a intentar influir sobre la entidad pública a la que corresponde adoptar la decisión. Pero tales organizaciones no pueden considerarse plataformas ciudadanas, que son transversales y abiertas, sino grupos de presión o lobbies.
No puede presentarse como una plataforma ciudadana lo que es un grupo de presión (lobby), por muy legítimo que sea, pues una cosa es el interés de los ciudadanos y otra el interés de los comerciantes, y ambos intereses pueden coincidir o no.


5.- Los grupos de presión tienen todo el derecho del mundo a aproximarse a los grupos políticos para intentar que sus intereses cuajen en una decisión política. Paralelamente, los grupos políticos tienen la obligación de escuchar las demandas de los ciudadanos, incluidas las de los constituidos en grupos de presión, para disponer la mejor decisión posible, que ha de atender siempre a los intereses generales.
La relación entre los grupos de presión y los grupos políticos, por tanto, es desigual, pues mientras los grupos de presión tienden naturalmente a utilizar a los grupos políticos éstos sólo deben limitarse a obtener de ellos información.
Ocurre, no obstante, que en el fragor de la batalla política (que siempre tiene un componente electoral) los grupos políticos tienden a utilizar a los grupos de presión como arma arrojadiza frente al adversario.
Por naturaleza, los grupos políticos que no gobiernan utilizan más a las plataformas ciudadanas y a los grupos de presión como arma arrojadiza contra el adversario que como elemento para una mejor decisión, porque así creen contar con los votos de los miembros de las organizaciones que apoyan sin tener que hacerse cargo de las consecuencias.


6.- Cuando la utilización entre un grupo de presión y un grupo político es en ambas direcciones, se corrompe el debate (eso hace que, por ejemplo, no sepamos si las firmas recogidas por la plataforma Calle Mayor fueron en contra de la peatonalización de dicha calle o fueron en contra del equipo de gobierno municipal) y se perjudican todos los intereses en juego:
                - El de los ciudadanos, que no queda adecuadamente representado.  
                - El del grupo de presión, que puede parecer contrario a los intereses generales.
                - El del grupo político, que a cambio de la captación de votos en el grupo de presión puede perder los votos de quienes tienen intereses distintos o ajenos.
                - El de la Democracia, pues se deteriora la imagen de las instituciones.

En el caso de la peatonalización de la calle Mayor de Pozoblanco, lo normal es que se empiece hablando del cierre al tráfico de la calle y se termine hablando de política.


7.- Siempre dudo de las cifras que vienen de fuentes fidedignas y nunca me creo las que salen de los interesados para adscribirse a un fin, porque entonces tienen valores meramente propagandísticos. Por poner un ejemplo, doy poco valor a los estudios que hacen las universidades sobre un determinado alimento cuando el encargo y la financiación han venido de una empresa relacionada con la venta de ese alimento.
Si desconfío de las encuestas que se hacen por las empresas de demoscopia con criterios objetivos, menos valor les doy a las que se hacen sin ningún rigor científico y sintiéndose presionado emocionalmente el encuestado.


8.- No se puede confundir una decisión manifiestamente mejorable con una decisión radicalmente errónea. Cuando lo que se reprocha es no haber urbanizado adecuadamente una calle peatonal, lo que debe exigirse es la urbanización adecuada de la misma, no su apertura a los vehículos.


9.- La crisis general ha contribuido a enturbiar el debate, y ahora no sabemos (porque es imposible saberlo) cuánto hay de crisis general de la economía en la bajada de ventas que dicen haber sufrido los comerciantes por la peatonalización de la calle Mayor.
En todo caso, creo que la frase de San Ignacio de Loyola “en tiempos de crisis (de tribulación, en realidad) no hacer mudanza” es aplicable a las crisis del alma, pero no a las económicas, que tienen más que ver con las crisis propias de la Naturaleza. En ésta, lo seres que quieren sobrevivir se ven obligados a cambiar, a mudar, a transformarse, a adaptarse a los gustos del ambiente en el que viven. Los que no se adaptan, no sobreviven, así de claro.
La crisis debe ser un motor de cambio para todos. Para los políticos, que deben ser más austeros y menos demagogos. Para los estudiantes, que deben aprender idiomas, estar dispuestos a viajar y adoptar los conocimientos que demanda el mercado laboral. Para los trabajadores, que deben reciclarse y ser más productivos. Para los empresarios, que deben salir a buscar nuevos mercados. Y para los comerciantes, que deben hacer cualquier cosa menos quedarse como estaban.


10.- El miedo a expresarse libremente existe en todas partes, especialmente en pequeñas comunidades ciudadanas como Pozoblanco, donde prácticamente nos conocemos todos.

Cuanto menos democráticas son las comunidades, más miedo se tiene a expresarse en contra de los que más organizados están o hablan más alto. La sociedad de Pozoblanco tiene muchas carencias democráticas. La relación de fuerzas entre los que están a favor de la peatonalización de la calle Mayor y los que están en contra no es proporcional a lo que se oye en la radio y se lee en la prensa. Mientras unos, con todo el derecho del mundo, defienden sus postulados en público, otros, con igual derecho, callan. Callan porque no quieren meterse en problemas, porque no quieren verse señalados o porque no desean encontrarse con una mala cara. 

* Pinchando sobre las imágenes se obtienen informaciones u opiniones sobre la peatonalización de la calle Mayor de Pozoblanco. Yo me manifesté en favor de la peatonalización mucho antes de que se produjera, en un artículo publicado en Los Pedroches Información, y cuando se produjo, con un artículo titulado El silencio de los peatones, publicado en La bellota que habla, web que ya no está operativa.