Algunas consultoras económicas
estudian cuáles son los mejores lugares del mundo para vivir aplicando
indicadores como la asistencia sanitaria, el acceso a la cultura, las opciones
de ocio y el coste de la vivienda. Esos mejores lugares del mundo son los que
atraen la voluntad y el talento y, en consecuencia, los que conquistan el
desarrollo y la riqueza. Hacer de nuestro pueblo un lugar agradable, bien
vertebrado socialmente y libre, hacerlo acogedor, en fin, es crear un
medioambiente sano en el que puedan desarrollarse el talento y la voluntad,
sean nuestros o sean de gente que venga de fuera.
¿Es fácil mantener la población
o, incluso, incrementarla? No. ¿Es posible? Sí. ¿Cómo se hace? Para empezar,
cambiando muchos esquemas. El primero, como se ha dicho, siendo conscientes de
la importancia de contar con un medioambiente social adecuado y de que es inútil
luchar contra el mundo que viene, como lo era fomentar la siega a mano ante la
amenaza de las cosechadoras, de que hay que subirse al carro de la modernidad,
observar lo que hacen los que triunfan e intentar imitarlos.
¿Cómo se hace? En el
medioambiente social adecuado hay que ayudar a las personas que no quieren limitarse a
sobrevivir, sino que quieran progresar.
Se dice muy a menudo, y es
cierto, que donde un cobarde ve una amenaza, un valiente ve una posibilidad de
éxito. En este sentido, hace unos meses pusieron en un canal de televisión un
reportaje sobre la crisis que se está viendo en la provincia de Jaén en el que
salieron dos tipos de personas: las que se quejaban y las que habían puesto en
marcha proyectos de emprendimiento, todos innovadores, todos con mucho
esfuerzo.
¿Cómo se hace? Dedicando más
energía a los optimistas que a los pesimistas, mirando más al futuro que al
pasado, escuchando más a los que trabajan que a los que se quejan, alentando
más lo que nos une que lo que nos separa, dedicando más dinero a esa parte de la
cultura que linda con la educación que a la que linda con el festejo, mirando
menos la filiación personal y política de la gente que su perfil creativo, productivo
y profesional, y así sucesivamente, poco a poco, medida a medida, con el fin de
conformar una sociedad menos ensimismada con lo que fue que comprometida con lo
que debe ser, más fuerte, más decidida, más consciente de su poder y más unida.
¿No querríamos que nuestro hijo
fuera así, a fin de que pudiera afrontar con garantías el futuro que le aguarda
en la vida? Pues lo mismo.