martes, 18 de mayo de 2021

Sobre el despoblamiento 4. En resumen

 

Algunas consultoras económicas estudian cuáles son los mejores lugares del mundo para vivir aplicando indicadores como la asistencia sanitaria, el acceso a la cultura, las opciones de ocio y el coste de la vivienda. Esos mejores lugares del mundo son los que atraen la voluntad y el talento y, en consecuencia, los que conquistan el desarrollo y la riqueza. Hacer de nuestro pueblo un lugar agradable, bien vertebrado socialmente y libre, hacerlo acogedor, en fin, es crear un medioambiente sano en el que puedan desarrollarse el talento y la voluntad, sean nuestros o sean de gente que venga de fuera.

¿Es fácil mantener la población o, incluso, incrementarla? No. ¿Es posible? Sí. ¿Cómo se hace? Para empezar, cambiando muchos esquemas. El primero, como se ha dicho, siendo conscientes de la importancia de contar con un medioambiente social adecuado y de que es inútil luchar contra el mundo que viene, como lo era fomentar la siega a mano ante la amenaza de las cosechadoras, de que hay que subirse al carro de la modernidad, observar lo que hacen los que triunfan e intentar imitarlos.

¿Cómo se hace? En el medioambiente social adecuado hay que ayudar a las personas que no quieren limitarse a sobrevivir, sino que quieran progresar.

Se dice muy a menudo, y es cierto, que donde un cobarde ve una amenaza, un valiente ve una posibilidad de éxito. En este sentido, hace unos meses pusieron en un canal de televisión un reportaje sobre la crisis que se está viendo en la provincia de Jaén en el que salieron dos tipos de personas: las que se quejaban y las que habían puesto en marcha proyectos de emprendimiento, todos innovadores, todos con mucho esfuerzo.

¿Cómo se hace? Dedicando más energía a los optimistas que a los pesimistas, mirando más al futuro que al pasado, escuchando más a los que trabajan que a los que se quejan, alentando más lo que nos une que lo que nos separa, dedicando más dinero a esa parte de la cultura que linda con la educación que a la que linda con el festejo, mirando menos la filiación personal y política de la gente que su perfil creativo, productivo y profesional, y así sucesivamente, poco a poco, medida a medida, con el fin de conformar una sociedad menos ensimismada con lo que fue que comprometida con lo que debe ser, más fuerte, más decidida, más consciente de su poder y más unida.

¿No querríamos que nuestro hijo fuera así, a fin de que pudiera afrontar con garantías el futuro que le aguarda en la vida? Pues lo mismo.