Todos los diputados españoles, todos, aplauden
a su líder y solo a su líder. Y votan lo que les dice su líder: no tienen
pensamiento, no tienen opinión propia, son como marionetas.
El otro día me preguntaba alguien
por los valores que transmite Juego de Tronos, esa serie que entusiasma a
tantos, a mí entre ellos. Yo no creo que las obras de ficción tengan que
transmitir valores, sino que ser un reflejo de la realidad. Y Juego de Tronos
lo es, a la manera que las tragedias griegas o las obras de Shakespeare. En
Juego de Tronos unos cuantos protagonistas luchan por las poltronas y muchos
miles de seres anónimos mueren en los campos de batalla, detrás de una bandera
que simboliza la fidelidad que han jurado a su señor. En nuestra realidad más
cercana, hay quienes supuestamente tienen un compromiso con la sociedad que los
ha elegido, pero su verdadero compromiso es con el partido que los ha presentado,
cuyas férreas directrices son fijadas por unos cuantos dirigentes que luchan por el poder.
La ética del soldado limita sus
principios a un juramento y a la fidelidad ciega a un líder. El soldado no se
hace preguntas, actúa, y lo hace de acuerdo con las directrices que le han dado.
Es así de simple. Ellos son por naturaleza así de simples. Igualmente, a los
diputados les dicen lo que tienen que votar y ellos se limitan a cumplir:
también son así de simples.
Lo dicen las encuestas, lo han dicho varios líderes
históricos del PSOE y los editoriales de los periódicos afines y me lo han
dicho personalmente algunos destacados líderes socialistas del entorno en el
que me muevo: la salida a la situación política actual pasa por la abstención negociada
del PSOE a un candidato del PP. Los 85 diputados del PSOE, sin embargo, siguen
votando que no y niegan la negociación y el debate interno. ¿A quién escuchan
cuando razonan? ¿En quién están pensando cuando votan?
Para el caso que nos ocupa, los líderes del PSOE han ordenado
a los diputados de ese partido que voten no y ellos han votado que no. Tal vez
algún día, sin que hayan cambiado sustancialmente las cosas, los dirigentes del
PSOE ordenen a unos pocos diputados que se abstengan o incluso que se ausenten y
ellos, sin hacerse preguntas, como buenos soldados, se queden en su casa o se
vayan a la cafetería más cercana. O tal vez no, no y no, y tengamos que ir a
votar otra vez: será entonces la tercera. ¿Será la última?
La imagen es de la serie Juego de Tronos |