Por fin ha vuelto la lluvia a Los
Pedroches y los campos han respondido con el agradecimiento ferviente que
acostumbran. Los agricultores están contentos porque se avecina una buena
cosecha de cereales y lo están los ganaderos, porque sus animales podrán comer
hierba durante una buena temporada.
También están contentos los amantes
de los espárragos, y aquellos a los que les gusta el campo florido o ver correr
los arroyos de la sierra.
Los agricultores y los ganaderos se
han pasado y se pasan la vida mirando al cielo en busca de nubes. Menos, pero
también otean el cielo con el mismo fin los esparragueros y los paseantes.
La mayoría buscan las nubes por el
agua que traen y por el bien que dejan. Pocos buscan a las nubes por las nubes
mismas. Pocos reparan en su plasticidad, en sus formas, en su belleza.