El otro día, Carmen se levantó
temprano para cazar al sol emergiendo de entre las aguas, pero estaba nublado. Algunas
veces, la vida no recompensa los esfuerzos de quienes más la aman, distribuye
mal sus tesoros y parece injusta.
Y tal vez lo sea, en efecto.
La felicidad, sin embargo,
depende tanto del azar como de la forma en que se gestionan las cartas que nos
han tocado.
Carmen, que se había levantado
temprano, no vio al sol emergiendo de entre las aguas, pero lo vio asomando
entre las nubes. Hay personas que ganan más partidas que otras con las mismas
cartas: son esas que parecen dotadas de una varita mágica para sacar provecho
de todas las situaciones, para ver rayos de sol donde otras solo ven nubes de tormenta.