Las pasadas elecciones generales
en España han generado un Congreso de los Diputados de gran dispersión, del que
a duras penas saldrá un Gobierno que, si llega a cuajar, tendrá la
gobernabilidad muy difícil. Los resultados, no obstante, son una representación
bastante fiel de la sociedad española, en la que hay muchos elementos que se
sienten cómodos en el escenario actual y otros muchos que lo que quieren es
pasar página.
Dado que la situación impide
llevar el proyecto de una parte de la sociedad adelante (del partido que la
representa), es también una oportunidad extraordinaria para formar un nuevo
pacto entre todos, que cuaje en una reforma en profundidad del sistema, incluso
constitucional, si es necesario. Para ello, los partidos más representativos
deberían buscar el común denominador de sus idearios y dejarse de maximalismos,
esto es, deberían transigir y renunciar a lo menor para conseguir lo mayor,
como se hace comúnmente cuando se quiere lograr un pacto, como hacemos cada uno
de nosotros a diario en nuestras relaciones con los demás.
Si lo que de verdad les importa
a los partidos es la sociedad que dicen defender, el conjunto de esa sociedad
debería tener abierto un camino por el que andar sin dificultades, al menos,
otros treinta y siete años, que son los que median desde la Constitución del
78. Si los líderes de los partidos quieren alcanzar los intereses por los que
han sido votados, deberían tener altura de miras para otear un horizonte
lejano, y en lugar de exigir el cumplimiento de su programa en concreto
exigirlo de su proyecto en general, porque en lo general siempre es más posible
el acuerdo.
Y el acuerdo es lo que exigimos
de ellos los ciudadanos. No queremos que piensen en cómo se le puede hacer más
daño al adversario ni en quién puede ganar una hipotéticas elecciones futuras.
Queremos que se rompan la cabeza y que se olviden de afrentas personales. No
queremos que nos consigan todo lo que queremos, porque entendemos que eso es
imposible, sino buena parte de lo que quiere la mayoría.
Que es posible llegar a un
acuerdo nos lo han demostrado los grandes personajes de la Historia. Esa
Historia, por cierto, que premia siempre a quien tiene lucidez bastante como
para mirar más allá de sus pies y es capaz de sentar las bases del futuro de su
pueblo.
*Publicado en el semanario La Comarca