El
último ingrediente de lo exquisito, el que imprime carácter y diferencia lo
bueno de lo superior, es siempre el cariño. El premio Solienses, que premia la
mejor obra de ficción de un autor de Los Pedroches publicada durante el año
anterior, está hecho con mucho cariño y por eso ha trascendido de su ámbito
natural, que es la cultura y que es la comarca de Los Pedroches. Pues bien, el premio
Solienses de este año ha sido otorgado a mi novela El hombre que amaba a Franco Battiato y, antes de nada, quiero expresar
que siento el cariño de todos los que colaboran en su organización.
Quiero
mandarle un abrazo a los otros candidatos, Alejandro López Andrada y Francisco
Onieva. Son dos escritores consagrados y sus libros habrían sido tan dignos
merecedores del premio, o tal vez más, que el libro que finalmente ha sido
elegido por el jurado.
Elegir
entre trabajos literarios es siempre difícil, lo es más cuando has de hacerlo
entre obras de distintos estilos y distintos géneros, y lo es más aún cuando
conoces a los autores. Todas esas circunstancias se daban en este caso. Por
todo ello, me gustaría tener un recuerdo
especial para la imprescindible labor del jurado.
Por
último, quiero agradecer a Antonio Merino, editor de Solienses, la idea del
premio y el enorme trabajo que le lleva organizarlo cada año. Su cariño es el
muñidor de los demás cariños.