Hablando sobre los beneficios
de la vacuna de la gripe con un amigo, me acordé de un par de artículos que
había publicado aquí sobre la Mancomunidad. La vacuna de la gripe nos sirvió
para constatar los beneficios que vacunarse tiene para el sistema sanitario,
que se ahorra un montón de dinero en personal, en equipamiento y en
medicamentos. Y nos sirvió, también, para constatar los beneficios que
vacunarse tiene para la sociedad. Y es que la enfermedad produce, entre otros
males, una cantidad considerable de horas perdidas en las empresas y un
sufrimiento considerable para las personas, que se evitarían si las
vacunaciones se extendieran más.
Hay que distinguir, pues, entre los beneficios
del sistema sanitario y los beneficios de la sociedad. Los gestores diligentes
conocen muy bien esa diferencia, y son conscientes de que con un presupuesto
limitado tienen que cubrir todas las necesidades sociales que puedan, porque
cuando gastan deben pensar en los beneficios para su entidad pública y,
especialmente, en los beneficios de la sociedad a la que sirven.
Me acordé de otros artículos míos sobre la
Mancomunidad porque en ellos he expresado la diferencia entre el Ayuntamiento
de Pozoblanco y la sociedad de Pozoblanco. Los dirigentes del Ayuntamiento de
Pozoblanco exponen reiteradamente que Pozoblanco aporta mucho a la
Mancomunidad, que aporta más que nadie, y que a cambio de esa sustanciosa
aportación no tiene ni un retorno económico adecuado ni un poder político
proporcional, lo que vienen considerando como injusto.
Sin embargo, los dirigentes del Ayuntamiento de
Pozoblanco no hablan nunca del trasvase de recursos que se produce entre las
sociedades de los distintos pueblos de Los Pedroches. La sociedad de Pozoblanco
tiene una cantidad ingente de recursos que son de la comarca, esto es, de todos
los pueblos (hospital, oficina de la Agencia Tributaria, OCA, etc.), cuyos
beneficios indirectos (creación de empleo y consumo) se quedan casi
exclusivamente en Pozoblanco. Y la sociedad de Pozoblanco tiene una economía
que depende en gran medida de sus comercios, a los que acuden personas de todos
los pueblos de Los Pedroches, en tanto que de Pozoblanco a otros pueblos de Los
Pedroches el movimiento comercial es prácticamente inexistente.
Suponiendo que el Ayuntamiento de Pozoblanco
contribuya más que otros pueblos al mantenimiento de la Mancomunidad (lo cual
solo es cierto en términos absolutos, pero no en términos relativos), el saldo
de recursos entre las sociedades de los demás pueblos de Los Pedroches y la
sociedad de Pozoblanco es abrumadoramente favorable a la de Pozoblanco. O lo
que es lo mismo, la sociedad de Pozoblanco se enriquece a costa de los recursos
que salen de las sociedades de los demás pueblos de Los Pedroches, que se
empobrecen. Por otro lado, al ser más rica la sociedad de Pozoblanco, hay más
tráfico comercial y sus ciudadanos son más ricos, por lo que el Ayuntamiento
puede recaudar más tributos y tener un presupuesto proporcionalmente más alto.
Como eso es cabalmente así, los dirigentes de
Pozoblanco deberían reconocerlo públicamente como un acto de justicia. Es más,
si mirasen desde una perspectiva estrictamente económica, deberían procurar el
desarrollo de sus vecinos, incluso aportando recursos propios (como hacen los
alemanes en Europa, por ejemplo). Y si mirasen desde un punto estrictamente
político, deberían en lugar de quejarse de lo que el Ayuntamiento paga a la
Mancomunidad, preguntarse –imitando a John Kennedy– no qué puede hacer la
Mancomunidad por Pozoblanco, sino qué puede hacer Pozoblanco por la
Mancomunidad. Tal vez así tendrían prestigio suficiente para cambiar lo que la
Mancomunidad ha hecho mal, que no es poco, prestigio que a Pozoblanco le falta
en estos momentos.
A Pozoblanco no le corresponde en la
Mancomunidad un peso institucional proporcional a su población y su economía,
pues en ese caso su dominio sería abrumador y haría imposible el eficaz
funcionamiento de la institución, sino el liderazgo moral. Soy de Pozoblanco y
vivo en Pozoblanco, pero llevo trabajando en un puesto de responsabilidad en el
Ayuntamiento de otro pueblo de Los Pedroches más de treinta años y sé lo que
estoy diciendo. El aldeanismo, el “pueblerinismo” y el chauvinismo existen en
todos los pueblos de Los Pedroches, por desgracia, y eso me duele. Pero me
duele especialmente que exista en Pozoblanco, que, ante la parálisis existente
en el conjunto de la comarca, debería estar llamado a liderar un movimiento
económico, cultural y social planificado desde el origen para toda la sociedad
de Los Pedroches.
*Publicado en el semanario La Comarca el 28/01/2017