domingo, 29 de enero de 2017

El liderazgo*

Hablando sobre los beneficios de la vacuna de la gripe con un amigo, me acordé de un par de artículos que había publicado aquí sobre la Mancomunidad. La vacuna de la gripe nos sirvió para constatar los beneficios que vacunarse tiene para el sistema sanitario, que se ahorra un montón de dinero en personal, en equipamiento y en medicamentos. Y nos sirvió, también, para constatar los beneficios que vacunarse tiene para la sociedad. Y es que la enfermedad produce, entre otros males, una cantidad considerable de horas perdidas en las empresas y un sufrimiento considerable para las personas, que se evitarían si las vacunaciones se extendieran más.

Hay que distinguir, pues, entre los beneficios del sistema sanitario y los beneficios de la sociedad. Los gestores diligentes conocen muy bien esa diferencia, y son conscientes de que con un presupuesto limitado tienen que cubrir todas las necesidades sociales que puedan, porque cuando gastan deben pensar en los beneficios para su entidad pública y, especialmente, en los beneficios de la sociedad a la que sirven.

Me acordé de otros artículos míos sobre la Mancomunidad porque en ellos he expresado la diferencia entre el Ayuntamiento de Pozoblanco y la sociedad de Pozoblanco. Los dirigentes del Ayuntamiento de Pozoblanco exponen reiteradamente que Pozoblanco aporta mucho a la Mancomunidad, que aporta más que nadie, y que a cambio de esa sustanciosa aportación no tiene ni un retorno económico adecuado ni un poder político proporcional, lo que vienen considerando como injusto.

Sin embargo, los dirigentes del Ayuntamiento de Pozoblanco no hablan nunca del trasvase de recursos que se produce entre las sociedades de los distintos pueblos de Los Pedroches. La sociedad de Pozoblanco tiene una cantidad ingente de recursos que son de la comarca, esto es, de todos los pueblos (hospital, oficina de la Agencia Tributaria, OCA, etc.), cuyos beneficios indirectos (creación de empleo y consumo) se quedan casi exclusivamente en Pozoblanco. Y la sociedad de Pozoblanco tiene una economía que depende en gran medida de sus comercios, a los que acuden personas de todos los pueblos de Los Pedroches, en tanto que de Pozoblanco a otros pueblos de Los Pedroches el movimiento comercial es prácticamente inexistente.

Suponiendo que el Ayuntamiento de Pozoblanco contribuya más que otros pueblos al mantenimiento de la Mancomunidad (lo cual solo es cierto en términos absolutos, pero no en términos relativos), el saldo de recursos entre las sociedades de los demás pueblos de Los Pedroches y la sociedad de Pozoblanco es abrumadoramente favorable a la de Pozoblanco. O lo que es lo mismo, la sociedad de Pozoblanco se enriquece a costa de los recursos que salen de las sociedades de los demás pueblos de Los Pedroches, que se empobrecen. Por otro lado, al ser más rica la sociedad de Pozoblanco, hay más tráfico comercial y sus ciudadanos son más ricos, por lo que el Ayuntamiento puede recaudar más tributos y tener un presupuesto proporcionalmente más alto.

Como eso es cabalmente así, los dirigentes de Pozoblanco deberían reconocerlo públicamente como un acto de justicia. Es más, si mirasen desde una perspectiva estrictamente económica, deberían procurar el desarrollo de sus vecinos, incluso aportando recursos propios (como hacen los alemanes en Europa, por ejemplo). Y si mirasen desde un punto estrictamente político, deberían en lugar de quejarse de lo que el Ayuntamiento paga a la Mancomunidad, preguntarse –imitando a John Kennedy– no qué puede hacer la Mancomunidad por Pozoblanco, sino qué puede hacer Pozoblanco por la Mancomunidad. Tal vez así tendrían prestigio suficiente para cambiar lo que la Mancomunidad ha hecho mal, que no es poco, prestigio que a Pozoblanco le falta en estos momentos.

A Pozoblanco no le corresponde en la Mancomunidad un peso institucional proporcional a su población y su economía, pues en ese caso su dominio sería abrumador y haría imposible el eficaz funcionamiento de la institución, sino el liderazgo moral. Soy de Pozoblanco y vivo en Pozoblanco, pero llevo trabajando en un puesto de responsabilidad en el Ayuntamiento de otro pueblo de Los Pedroches más de treinta años y sé lo que estoy diciendo. El aldeanismo, el “pueblerinismo” y el chauvinismo existen en todos los pueblos de Los Pedroches, por desgracia, y eso me duele. Pero me duele especialmente que exista en Pozoblanco, que, ante la parálisis existente en el conjunto de la comarca, debería estar llamado a liderar un movimiento económico, cultural y social planificado desde el origen para toda la sociedad de Los Pedroches. 



*Publicado en el semanario La Comarca el 28/01/2017