La ubicación de la
ermita de don Miguel o de San Miguel, que ha sido recuperada recientemente por el Ayuntamiento de El Viso, no está bien descrita
en los mapas y en las rutas de wikiloc aparece como una referencia
intermedia. Esta mañana, poco después de que nos hubiera amanecido
entre las encinas, buscábamos en una bifurcación del camino la ruta
correcta hacia ella cuando vimos pasar a un numeroso grupo de
ciclistas.
Eran, según nos dijo un
voluntario de la organización que les marcaba el camino correcto,
los participantes de la BTT de El Viso, y eran alrededor de
doscientos. Como disfruto cuando veo a unos pocos haciendo algo en
común, ver a un grupo tan numeroso a unas
horas tan tempranas de un día de fiesta me produjo una satisfacción
enorme, parecida a la que sentí el otro día cuando, ya anochecido,
iba camino del cine y vi el ambiente que había a las puertas del
conservatorio de Pozoblanco, o el que siento cuando oigo el rumor
lejano de las bandas de tambores y cornetas, que están ensayando.
“La sociedad sigue su
curso, aunque no haya Gobierno”, les he dicho a mis compañeros de
marcha. Y les he dicho que todo nos irá bien si hay tanta gente que
se levanta temprano para hacer deporte con los amigos, si los
adolescentes dedican su tiempo de ocio a aprender música y si
después de trabajar los jóvenes se esfuerzan en coordinar los
sonidos de sus tambores y sus cornetas. Todo nos irá bien porque de
ese esfuerzo no pueden salir más que unas buenas personas y una
sociedad fuerte. Todo nos irá bien aunque quienes nos gobiernan no
anden a lo nuestro, sino a lo suyo.