He
visto muchas miles de veces a Torrecampo desde La Motilla, la mayoría de ellas
al amanecer. A esas horas, no es infrecuente que el pueblo se halle cubierto de
bruma, aunque las nubes acostumbran a detener su camino un poco más allá, en la
vega del Guadalmez. Torrecampo suele aparecer como un trazo recto, blanco y
rojo, sobre el verde del bosque de dehesa, roto a la izquierda por los cipreses
del cementerio y enmarcado por la línea de los montes de la Sierra de Alcudia.
El sol, dependiendo de la época del año, le sale al viajero por la derecha, más
o menos por donde está Fuencaliente.
Torrecampo visto desde La Motilla a primera hora del 30 de marzo de 2014 |
He
visto las mismas miles de veces a Pedroche desde La Motilla, la mayoría de
ellas a primera hora de la tarde. Pedroche está en lo alto de un pequeño cerro
y desde La Motilla se divisa por completo su lado norte. Los colores de
Pedroche también son el rojo y el blanco, pero no forman una línea, sino un
racimo extendido en el valle sobre el que fluye el chorro ocre de la torre de
El Salvador.
Pedroche visto desde La Motilla a la misma hora del mismo día |
Desde
el altozano de La Motilla se ve Torrecampo a un lado y al otro, Pedroche. Son
dos visiones distintas. Pedroche es más la contemplación del pueblo y de su
torre y Torrecampo es más lo que evoca y los montes grises que cierran el
horizonte. Cuando el viajero va de La Motilla hacia Pedroche, se encamina al
centro de la comarca. Cuando pone rumbo a Torrecampo, en cambio, va hacia la
última periferia, detrás de la cual están los montes y, detrás de los montes,
tal vez la nada.
Paso
por La Motilla a diario y me cruzo a diario con el microbús que, con la ayuda
de sus usuarios, sostienen exclusivamente los ayuntamientos de El Guijo,
Pedroche y Torrecampo para que los vecinos de sus pueblos (más de 3.000
habitantes en total) puedan acudir a Pozoblanco, donde está el Hospital
Comarcal, las oficinas de la Administración Central y de la Junta de Andalucía,
la educación alternativa a la pública, el Registro de la Propiedad y, entre
otros lugares donde se prestan servicios y se venden cosas, donde están las
conexiones por autobús con el resto del mundo. Lo sostienen estos
Ayuntamientos, aunque no es un asunto de su competencia, porque muchos vecinos
de El Guijo, Pedroche y Torrecampo tenían que hacer autostop o que pagarse un
taxi interurbano para algo tan elemental y tan necesario como acudir al
especialista médico, esto es, para ir al mismo sitio que otros vecinos de otros
municipios iban en autobús. Y lo sostienen estos Ayuntamientos sin recibir
compensación alguna, ni del titular de la competencia, que es la Junta de
Andalucía, ni de ninguna otra Administración.
También
me cruzo a diario con el autobús que lleva a los estudiantes a los institutos públicos
de Pozoblanco. Los estudiantes se pueden subir en el microbús público de los
Ayuntamientos, si quieren, pero el público en general tiene prohibido subirse
en el autobús de los estudiantes, que va medio vacío. La legislación tiene esas
paradojas, seguramente llenas de razón, pero que a muchas personas nos cuesta trabajo
entender.
El
caso es que ha cambiado la legislación local y no sé cuánto tiempo podrá durar el servicio
de microbús de los Ayuntamientos, al menos tal y como está montado. Por ahora,
los vecinos de El Guijo pueden ir a Pozoblanco en el
microbús de su Ayuntamiento, que costean (hay que decirlo muchas veces, para
que se sepa bien), además, los Ayuntamientos de Torrecampo y Pedroche, a fin de
que sus vecinos también puedan ir a Pozoblanco. Los municipios de El Guijo,
Torrecampo y Pedroche tienen poco movimiento y por eso no tenían viajeros para
sufragar el coste del servicio de autobús, así que el concesionario renunció y
ya está. Y, excepto los dolientes, casi nadie se enteró de ello, ni siquiera en
la comarca, aunque hubo movilizaciones de los vecinos afectados.
Hay
un camino que va desde la carretera de El Guijo a Torrecampo (A-2300) a la
carretera de Torrecampo a Villanueva de Córdoba (CP-138) y pasa por La Motilla.
Nosotros lo hicimos el otro día. Es un recorrido muy cómodo, que se hace por
una zona alta de la penillanura desde la que se divisan los tres pueblos
mencionados, especialmente Pedroche, cuya dehesa de propios se atraviesa. Yo
paso por La Motilla a diario y al sentarme a escribir esta pequeña crónica me
he acordado de los viajeros del microbús que deben pasar por este mismo punto
para ir a sus obligaciones, un microbús que, ya digo, costean ellos, los
Ayuntamientos de sus pueblos y nadie más.