viernes, 15 de junio de 2018

17. Ribadiso da Baixo o La fuerza es la voluntad


Desde que inicié el Camino, he visto a muchas personas menudas y aparentemente débiles portando una mochila que abultaba casi tanto como ellas, al sol, con viento, con lluvia. Y las he visto al día siguiente sin una vacilación.

He visto a personas muy mayores, a personas con discapacidad, a personas en sillas de ruedas.

Por si no lo sabía, uno aprende aquí que la fuerza de las personas no depende de los kilos que puedan levantar ni de las matemáticas o la geografía que sepan. No depende de lo que tengan o de lo que ganen, de los títulos que alcancen o de los libros que escriban.

Ni siquiera depende de su salud. Depende, sobre todo, de su voluntad.

Lo digo porque al llegar al albergue de Ribadiso me he encontrado con un caminante que aguardaba sentado a ser atendido por la recepcionista. Como tenía en la cara un gesto de pesar, le he preguntado cómo le había ido durante la jornada. Me ha dicho que estaba enfermo, que va solo y que aquel día había conseguido llegar hasta allí con la ayuda de otro peregrino, que le había dado conservación y lo había animado.

Y me ha dicho que se acostará enseguida en una de las camas de la habitación común del albergue y se quedará quieto, esperando a que llegue mañana para continuar su camino.



* Ruta